Hasta que no me arregle

¿Sentiste alguna vez que el día que logres mejorar ese aspecto de vos que no te gusta, vas a poder ser “ese ” que viniste a ser y que vas a dar al fin “eso” que viniste a dar?

¿Que mientras no lo logres, tu vida es esa búsqueda de mejorarte, ese camino para dejar de estar roto?

Y claro, pasa el tiempo, pasa tu vida y siempre surge algo, desafíos, pruebas, cosas que no están de acuerdo al plan.

Y ahi de nuevo a salir a apagar incendios, a hacer yoga de la vida para flexibilizarte y adaptarte ante lo que el presente te muestra.

Y seguís siendo insuficiente porque te siguen pasando cosas, no te arreglaste aún, ¿qué vas a dar? Si aún no solucionaste tus problemas, si el mundo aún sufre... si tu familia aún llora y vos no lo pudiste resolver con todos tus caminos y terapias.

Quizás te preguntes para que escribo esto, o desde donde te cuento este cuento.

Es solo para que no nos engañemos más, no estamos rotos, al menos no esencialmente, todos somos completos, somos pura luz de fábrica.

Cualquier ilusión de falla viene de nuestra separación de esa fuente.

Entonces.... la fantasía de estar “reparado” para ser un modelo o par ser creíble, es otra trampa de mi ego, mi único y verdadero oponente.

Y ojo!! Esta bien que así sea... imagínate!! El poder pasa a ser siempre tuyo, ya no hay nada externo con lo que batallar.

Y encima ni siquiera es un combate, más bien es un desenmascaramiento de lo que no es, de lo que no sos, de lo que no soy, para volver a lo infinito.

Para bajar el cielo a la tierra solo se requiere ese movimiento, que más que eso, es una disposición a mirar y elegir qué vas a responder cada día y cada minuto.

Y si en vez de hacerle caso a tu ego, que quiere estar arreglado para compartir lo que sos, simplemente SOS.

Y si dejas que salga luz de cada cicatriz, en señal de la aceptación de tu grandeza ante lo que pudiste integrar desde la sombra?